La lucha de el Sargento Cotto y Saeko Kurai

Después de que los integrantes de la Dinastia Oscura empazaran a matar marines que habian aparecido detrás del Sargento Cotto anteriormente, empezó la lucha entre Saeko y Jeyson.
La pirata queria tener una pelea entretenida y el marine queria atrapar a aquella molesta tripulación y divertirse haciendolo.
Mientras a su alrededor se formaba un amasacre entre los dos bandos, los dos contricantes estaban preparados para luchar.
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Me concentre en mi objetivo, seria una pelea complicada. Pero estaba arta de las cosas fáciles. Queria vivir al limite y seria cada vez más fuerte. Para poder cumplir mi venganza no podía atemorizarme con una pelea.
Un fuego ardía dentro de mi. Venceria.

Junto con la pirata, poco a poco se alejaron de todo el follón y las luchas de los soldados rasos contra la Dinastía Oscura. La última orden que dio Cotto fue la de atacar a los piratas, mucho de los marines estaban muriendo, pero era el precio a pagar. Alcanzar la gloria o morir, nadie les dijo que la pelea sería fácil, sin embargo, los superaban por un número muy grande, los debilitarían para cuando el pelinegro volviera y terminara atrapándolos...

Jeyson la miró, era bastante más grande que ella, pero nunca había que subestimar a un rival por su altura, y menos, tratándose de piratas, esas sucias ratas de mar que podían inventar cualquier estratagema para herirte. Traicioneros y mentirosos.- Te doy la última oportunidad, Saeko. Ríndete y quizá te ofrezca una salvación antes de ir a Impel Down, pues no me gusta lastimar a damas, aunque sean piratas.- Su tono no era tan duro como cuando llegó, pero no dejaba de ser frio.- De lo contrario, tendremos que hacerlo por las malas y no te gustará el resultado.

Se veía claramente que no hablaba en broma, mientras decía esto se iba acercando lentamente hacia ella con una mano apoyada en el mango de su katana, que se situaba en su cintura. No le apartaba la mirada de los ojos de la joven, los ojos de el sargento Cotto imprimían un profundo respeto y una rectitud que en pocos marines más se veían.

Al oír la propuesta del marine no pudo evitar una sonrisa
- Salvación? Para una pirata con recompensa? Puedes ser de un alto rango pero dudo que puedas hacer algo al respecto. .. - reí con ironía- Para mi seria tan fácil aceptar, yo no queria tener recompensa sencillamente hacerme a la mar y cumplir mi objetivo. Tampoco quería hacerme pirata en un principio - sonreí sin dejar de mirarle a los ojos. Era alguien corpulento, grande. Yo a su lado parecía una mosquita muerta- Algunos a esto le llamaran el destino, yo lo llamo casualidad
Vi que se acercaba, realmente no me asuste, no desenvainaba, pero no baje la guardia ni un segundo.
- Me gustaría no tener que pelear lo admito, pero dudo que puedas hacer nada por mi. A si que creo que escogere el riesgo, no veo muy confiable tu propuesta.
Aún no me prepare para atacar. Lo tenía a menos de dos metros de mi. Queria ver quien ganaba esa pelea psicológica que se estaba presentando.
Lo miraba a los ojos, muy calmada.

La pirata no estaba por la labor de luchar, o al menos eso parecía. Eso facilitaría mucho más las cosas, nunca venía una compañía femenina, y más si era fuerte. - No debería opinar sobre lo que puedo o no puedo hacer sin conocer mi rango de alcance - Le respondió a lo primero, parándose a pocos metros delante de ella.-Escogió el bando equivocado, los piratas no tienen futuro, es el momento de que cambie de decisión o muera por su mentalidad férrea.

Cotto sonreía confiado, estaba jugando a un juego psicológico con esa pirata. A pesar de ser un tipo sanguinario y con una idea de justicia absoluta, si que era bastante sagaz, y debido a su fuerte personalidad, siempre acaba doblegando a los demás para que cumplieran sus ideas, es por eso que poco a poco escalaba peldaños en la Marina.- Tú decides, ataca, o únete ami y asegura tu futuro junto al bando vencedor.- Mantuvo una mano en el mango, pero ahora una sonrisa de lobo cruzaba su cara, dándole un aspecto un tanto más..siniestro.

Por un momento dude.... ¿No sería más fácil para mi encontrarlos siendo marine? Sin nadie que me buscara..... sin tener que esconderme...
Después sacudi la cabeza.... no podia dejar que me comiera el tarro un marine.... ¿ No habia escojido ya un bando?
Era bueno, tenía que admitirlo.
-No podría ir contigo es tentador. Pero que tengo que continuar un tiempo más en esta tripulación - dije poniendome más seria y cogiendo mi guitarra- Y si nos dejamos de chachara y bailamos un rato - dije sonriendo.
Toque unas pequeñas notas que anunciarón mi primer ataqué. "Riff Electrico"
Enrolle a el marine en mis cuerdas para que no se pudiera mover.
Era mucho más grande que yo, y sin dudarlo más fuerte. Pero no me rendiria.

Por un momento, la expresión de la cara de la pirata cambió. Las palabras del sargento parecían estar haciendo efecto sin embargo, tras una sacudida de cabeza, se las sacó de la mente. Viendo esto, Cotto tensó sus músculos, adelantando una pierna poniéndose en una posición ofensiva. Cuando la pelirroja cogió su guitarra y le lanzó las cuerdas, se dejó atrapar pero estirando su brazo derecho lo suficiente como para poder agarrar las cuerdas.

La pirata parecía haberlo atrapado, parecía tenerlo entre sus manos, pero la cosa cambió. Haciendo uso de su gran fuerza, Jeyson tiró de las cuerdas hacia sí mismo, haciendo que por la misma fuerza la joven viniera hacia él, y le soltó un rodillazo a la barriga que probablemente la dejara sin aire y le hiciera soltar las cuerdas.- Pues será por las malas.- Dijo riendo terriblemente.

Fui ingenua al dejar tal error a la vista.
El rodillazo me dió de lleno..... caí al suelo sin poder casi ni respirar.... Mi guitarra se fue volando unos metros más lejos mientras yo escupia sangre y retorcia de dolor buscando el aire.
Por qué habia perdido la concentración? Maldito dolor.
Apoye la mano en el suelo y mire temerosa al gran marine.
- Mal.... maldito... - dije entrecortadamente- No me pienso... no me pienso entregar.... - dije intentado levantarme pero caí al suelo de nuevo.
Veia la muerte muy cerca..... pero no queria dejarlo todo aquí....
Tenía que vivir....
Rezé para mi interior que todo fuera bien.... Todo iría bien.
Saqué lentamente unas púas de mi bolsillo. Y al oir la risa del marine mes estremeci. Y sonreí al ver con desgana al ver tan cerca mi final.

El rodillazo golpeó su estómago levantándola por un momento en el aire y dejándola sin aire para después dejarla cae al suelo. Sin duda, el cuerpo del sargento estaba entrenado cuanto más, en fuerza y resistencia. Un golpe a esa distancia hubiera dejado KO a casi cualquiera sin embargo ella aun seguía consciente, aquello le llamó la atención al marine que tras deshacerse de las cuerdas la miró hacia abajo.

- Correras otra suerte diferente que tu banda y no te mataré.- Le dió una patada ligera en las manos haciendo que soltara las púas que había cogido. Cotto se había percatado, y tras eso, la giró en el suelo y le colocó unas esposas en las manos. Tras eso, la levantó y se la hechó en un hombro, cual saco de patatas, mientras que con la mano derecha cogió su guitarra.

-Permanecerás en mi camarote hasta que reconsideres la proposición que te hecho antes. Volveré cuando el resto de tu banda esté muerta.- Su tono sonaba frío, muy frío, realmente no le importaba herir a una dama o matar a una tripulación pirata. Con ella en el hombro, empezó a caminar hasta su buque para dejarla allí.

Pensé que acabaría conmigo sin siquiera pensarlo. ¿Se ablando en un último momento? Dudo que pudiera caber ese sentimiento en la cabeza de ese corpulento y frío marine.
Pero la cuestión era que seguia viva.
Mi intento de ataque sin sentido al sacar las púas en un acto desesperado fue en vano, tiradas por una simple patada de unos dedos que no tenian fuerza para sostenerlas.
Sentí las frías esposas en mis muñecas. Sentí como el suelo se alegaba de mi y con un golpe me subió a su hombro como si no pesara nada.
Me dolía el estomago, y al oir que decía que me llevaría a su buque para que me pensara su propuesta me tranquilicé, después oí como decía que mataría a mi banda.... mi tripulación, mis compañeros...... sentí más miedo de lo que les podía pasar a ellos que no a mi.
Rodaron unas lágrimas por mis mejillas. Por mucho que me doliera no era capaz de desmayarme y dejar que todo pasara.
Seguía viva y consciente.... pero.... porque a mi? Porque no podía ayudar a mi tripulación.....
Estaba con la idea fija de intentar salvar mi vida..... No podía haber sentimiento de compasión en ese marine..... era frío.... no había dudado....
Me gusto por un segundo que no se hubiera contenido... Estaba harta de los cavalleros que no se esforzaban por que fuera mujer.
Sonreí con una pesada mirada... era una sonrisa a medias.....
-Grácias.... por no contenerte... - dije entrecortadamente y después recorde que no me había matado y reí pensando en que si que se había contenido almenos un poco- del todo - ese momento era bien extraño, de los más subrealistas que había vivido.
Entonces volví a pensar en la suerte que correrian mis compañeros.... Laxus y Lawliet me preocupaban menos que Walden.... pero ¿ Podrían a caso ellos con tal hombre?
Conmigo no había tenido ni para empezar.
Pero recorde como eran animados y tan idiotas.... dudo que no le dieran una buena lucha...
-No podrás tan fácilmente con mis compañeros.... yo a su lado no soy para nada fuerte.... - dije casí sin aliento.....

No puso mucho empeño en intentar escapar del cuerpo del Sargento, aunque en las condiciones en las que estaba tampoco habría podido hacer demasiado. Debía agradecer que no le había cortado la cabeza y la había puesto como trofeo, como con todos los piratas que capturaba. Sentí algo caer en mi capa y cuando la miró estaba llorando. ¿Ya se había venido a abajo? Les solía pasar cuando ya se veían en las últimas. Dijo unas palabras, agradeciéndole que no se contuviera, al menos no del todo con ella. -¿Por qué habría de contenerme? Eres una pirata, y los piratas cometeis delitos, debeis de ser juzgados de igual modo sin distición alguna.

Sus palabras eran firmes y duras, tenía un gran odio contra estos por el asesinato de su familia cuando aun no era más que un niño, y esto se le quedó a Jeyson como una espinita en su alma. Seguía caminando hacia el buque cuando escuchó que no podría con sus compañeros.- Al igual que a ti, les dí a elegir la opción fácil, no quisieron y ahora pagarán las consecuencias.- Sentenció, sin entrar en discursiones de quien era más fuerte o no. Pero admiraba ese deseo de seguir luchando y no rendirse, en pensar en sus compañeros, ese compañerismo que derrochaba la muchacha. Era una joya en bruto, y el sargento se ocuparía de pulirla personalmente.

Llegó al buque, la bajó y se la dió a dos marines, dandoles unas órdenes claras y entregándoles también la guitarra.- Encerradla en mi camarote con llave, y no os descuideis ni un solo momento, sigue siendo una pirata. Controlad vuestras manos porque sea una mujer o tendreis problemas cuando yo vuelva.Ah, y preparad las celdas de la popa del barco, pronto vendrá el resto de la banda.

Se dio media vuelta, haciendo girar su capa y se llevó la mano a la katana, dirigiéndose de nuevo al terreno de batalla. ¿Quién sería el próximo? Estaba por verse.

Jeyson me entregó a dos marines que parecían de su confianza.
Iba a por mis compañeros.... deberian de estar heridos y cansados después de la lucha contra los marines.... no podía dejar que fuera a por ellos...
Pensó en algo.... no podía hacer nada para parar tal catastrofe...?
Daría mi vida por mis compañeros si fuera necesario..... Ese hombre no era como otros, no se dejaria engañar porque fuera una mujer o porque fuera más débil que él....
Su propuesta... dudo que pudiera esigirle nada a cambio pero era mi última opción desesperada.
En mis últimos esfuerzos le dí un pisotón a uno de los marines y un codazo al otro.
Corrí hacía el marine a duros esfuerzos y grité con apenas fuerza:
-Accepto tu propuesta, la accepto, iré contigo..... pero porfabor, por lo que más quieras no los mates....- dije casi llorando... pero después deje de temblar lo miré a los ojos, era una súplica pero no queria que me viera llorar de nuevo. No lo vería nunca más- Dejales ir por esta vez, se que no tengo derecho a pedir nada, pero.... te juro que estare a tu servicio, daré la vida si es necesario.... pero dejales ir...- dije miradole a los ojos.
Eran mis compañeros, no dejaría que cayeran en manos de la marina.
Reordé al pesado de Laxus.... un cretino pero me había salvado de esos marines cuando estaba borracha.... Y Walden.... ese enano pervertido que no paraba de molestar y de meterse en problemas, pero era como un hermano pequeño para mi.
Lawliet..... ese idiota... pensaba que podría llegar a estar más tiempo contigo, realmente era un buen capitán y un buen amigo.... y hasta podría haber llegado a ser algo más que un amigo para mi...
Pero si tenia que hacer eso por ellos.... daría mi libertad.... aunque no se si seria lo suficientemente valiosa para ese marine... confié en que me escuchara.
Y la próxima vez que nos encontremos seran también mis enemigos, pero dime.... Que gracia tiene cazar a un tiburón cuando aún no tiene los dientes? No te daría la misma satisfacción cierto? - dije sonriendo, podía ser frío y inplacable. Pero veía que no le gustaban para nada las peleas aburridas.

El enorme marine, vuelto ya de espaldas, caminaba de nuevo hacia el interior de la playa, donde, en la lejanía se veía a un gran pelotón luchando contra la Dinastía Oscura. Era su deber como sargento de aquel gran grupo de marines volver y salvarlos de una muerte casi segura. Sin embargo, escucho un ruido detrás suya, fue algo así como un "¡AY!". Llevó la mano a su katana, desenfundándola y girando, apuntando hacia el cuello de la pirata, tal como Cotto preveía, se había zafado de los guardias. La punta de la katana se situaba justo en la pequeña nuez de la joven, un paso más y atravesaría su garganta.-No tientes más a la suerte.- Dijo y escuchó las súplicas que empezó a dar la muchacha, temiendo por su banda, sin embargo, los marines la volvieron a sujetar para que lo de antes no pasara.

Jeyson enfundó su katana, escuchándose un sonido chirriante y frunció el ceño.- No estas en posición de pedirme nada, y mucho menos de hacerme chantaje psicológico. Tu banda tendrá que responder por sus actos.- Terminó y señaló los pies de Saeko, rápidamente los marines le pusieron otro par de esposas, evitando así que si los atacaba pudiera salir corriendo. Tras eso, Cotto se giró y desapareció, yendo como un lobo que a media noche salía de nuevo a cazar.

A pesar de mis súplicas el marine siguio su camino. Frío y implacable.
Estubo a punto de matarla, como bien dijo estaba tentando a la suerte.
Ese tio, por mucho que fuera a acabar con sus nakamas, comenzaba a gustarle su manera de ser.
Le recordaba de manera baga a su maestra, aunque ella era una borracha de la cual no sabia nada más que su apariencia.
Dejé que me llevaran, resignada, al camarote del marine enmanillada por las manos y las piernas.
El camarote no era un sitio muy amueblado ni mucho menos. No había ningún tipo de decoración. Solo una cama sencilla, una mesilla de noche y un armario.
No había ninguna ventana ni sitio por el cual escapar.
Los marines cerraron mi única salida, después de dejarme encima de la cama.
Entonces oí unos susurros, estaban delante de la puerta desde fuera vigilando que ni yo saliera ni que nadie entrara.
Suspiré cansada y me estiré resignada en la cama, no era del todo reconfortable, pero era mejor que una celda.
Mientras empecé a pensar.
¿Que pasaria a partir de ahora? Estaba claro que el marine podría sin problemas con mi tripulación...
¿Lograrían escapar? Dudo que se fueran sin mi......
Entonces pensé en mi por un momento... ¿Y que sería de mi? Si matan a mis nakamas.....¿Que haré yo?
Recordé la propuesta... ¿Podría acceptarla? Estaría junto al hombre que mató a mi tripulación....
Pero tenía un objetivo que cumplir.... unos piratas a los que encontrar...
Entonce recorde que antes de unirme a esta tripulación había llegado a odiar a los piratas profundamente.
¿Como había acabado convertida en una de ellos? Me estremecí al pensar en todos los marines que había matado.... en todas las familias que había destruido posiblemente al acabar con un integrante de ellas. Había hecho igual que aquellos piratas que saquearon mi isla y destruyeron toda felicidad que quedaba en mi....
Pero pensé....
¿Saeko, no te habías jurado que habría venganza, a pesar de quien te tubieras que llevar por delante a acabarias con ellos, no?
Entonces sonreí recordando a aquella chica fría que de 15 años que había salido de una isla, después de ver a su maestra muerta por una enfermedad, habiendo perdido si esa vez todo lo que le quedaba....
En esos dos años había crecido, había aprendido a desconfiar y a engañar...
Pero.... que me había pasado en ese tiempo... en esa tripulación?
Noté como alguien volvía como de un interior que había sido olvidado por mi.
Sonreí....
Había encontrado un camino de salida y no iba a malgastarlo, acceptaría.
Llamé a los marines.
Entrarón a la habitación:
- No hay manera de que salga de aquí, podrían quitarme las esposas de los pies?- dije sin intención de huir ni irme a ningún lado.

Los marines tenían la puerta cerrada, y vigilaban con sus rifles en el hombro. Dos estaban montados en el barco y otros dos en el suelo, por si ocurría cualquier cosa. Los dos que estaban encima de la puerta hablaban entre ellos en un tono alto, no gritaban, pero era el suficiente para que Saeko si prestaba un poco de atención pudiera escuchar lo que decían...

-¿Por qué no habrá matado el Sargento Cotto a esa pirata?- Le preguntó el más alto de los dos. El otro lo miró y sonrió, dándole un golpecito con el codo.
-Está claro que la quiere para su harem personal, sino para qué la iba a encerrar en su camarote.
-No idiota..Creo que se ha fijado en sus dotes de pelea, es muy rápida, recuerda como consiguió escaparse de nosotros con tan solo dos movimientos.
-¡Eso fue tu culpa que me distraistes!..

Y ya empezaron a discutir hasta que ella los llamó y les pidió que le quitaran las esposas de los pies. - Espero que no te atrevas a volver a jugarnosla.- Dijo mientras uno se agachaba y quitaba las esposas de sus pies y manos y otro la apuntaba con el rifle.- Si te quieres entretener hasta que vuelva el sargento ahí tienes un periódico que narra su mayor peripecia.- Dijeron sonriéndole, al más pequeño de los marines parecía que le hacía cierto tilín la pirata y volvieron a cerrar la puerta.

En el periódico se narraba la historia de Cotto, como su familia fue destruida por piratas y como tuvo una lucha contra cuando cuando no era más que un soldado que le dejó la gran cicatriz de su pecho. Sin duda, su vida no había sido para nada fácil.

Antes de que entraran los marines me paré a escuchar la conversación de los dos marines.
Se preguntaban extrañados porque seguía viva, yo también me lo preguntaba, y el segundo especulo que podía haber una intención obsecena detrás de la piedad que había demostrado el marine.
A causa de ese comentario se me erizo los pelos de la nuca, un mal presentimiento.... después el primer marine lo negó alabando mis dotes de lucha. Esa opción me pareció más factible que la anterior.
Después entraron en la estancia, pareció no importarles mi petición y me quitaron las esposas de manos y pies. Pero no obstante no se confiaron, uno me apuntaba con su rifle.
Después de estar liberada se froto las muñecas. Mucho mejor.
Uno de los marines, el de menor estatura le entregó un periódico viejo, lo cogí y lo ojee. Alcé la vista y vi como el marine me sonreía y educadamente le devolví la sonrisa.
-Grácias, avisenme si pasa algo por favor - dije sonriendo a los dos marines.
Comencé a leer el periódico.
Entonces vi una similitud, el también había perdido a su familia en manos de piratas. Se podía entender que el fuera un marine tan frío y implacable.
Fui pasando hojas del periódico con cuidado, había luchado en innumerables batallas, algunas de mucha importancia. Era fuerte sin duda.
Entonces empecé a ver como se hizo todas las cicatrices que pude ver en mi corta lucha con él.
Se le conocía como un hombre sanguinario y poco propenso a seguir ordenes.
Así que acabé de leer el periódico me levante para investigar en la habitación.
Abrí el armario donde habían unos colchones y almohadas de repuesto, unas camisas blancas y telas amontonadas.
Nada de especial.
Busqué un poco más en unos cajones de más abajo. Habían mapas viejos, no me detuve a inspeccionarlos.
Me tiré otra vez en la cama y empecé a ojear nuevamente el periódico.

En la primera página del periódico se podía leer la historia y los comienzos de Jeyson, En ella, se veía el titular "El pequeño que tuvo que madurar antes de tiempo" y continuaba.

"Hoy hablaremos sobre la intensa y dura vida del que actualmente es el Sargento Cotto de la Marina. Habitual de una isla del North Blue, desde pequeño demostró grandes dotes como espadachín. Según afirmó el mismo, tenía intención de unirse a la Marina y defender a todos los que pudiera, pero esta pasión se volvió mucho más rádical cuando a la edad de 7 años, una banda pirata arrasó su pueblo, acabando con todo. Él intento defender a sus padres, pero estos le protegieron pagándoles a los piratas con su vida.

Tras esto, fue recogido por un Capitán de la Marina que lo entrenó durante día y noche. El deseo de venganza y el de odio hacia los piratas por parte de Cotto rozaba casi los límites de la locura. Tras muchas batallas y victorias, arrojándole la cabeza de grandes piratas a sus superiores, Jeyson "Mano de Hierro" fue ascendido a Sargento, pero estamos seguro de que su incansable lucha contra el crimen le seguirá permitiendo ascender en la gran escalera de la Justicia.

¡Seguiremos Informando!"

Fue entonces cuando Saeko pudo escuchar varios golpes en la puerta. Era uno de los marines que alzó la voz y dijo.- ¿Tienes hambre? No queremos que se nos muera por inanición.

Acabé de ojear el periódico por segunda vez. Entendía mejor los motivos del marine, y empecé a ver que el había pasado algo tan parecido a mi situación que hasta podía sentirme identificada con sus ideales.
Estaba tan absorta en mi lectura que casi no me percate de los golpes en la puerta.
Después deje de mirar el periódico y sentí como me rugían las tripas.
No había comido desde la noche en el barco que robamos en dirección a Conomi.
- Hum... si no es mucha molestia si que me gustaría poder comer algo....- dije poniendome la mano en la barriga- Hace como un día que no como nada...
Los marines eran minimamente civilizados y se agradecía la preocupación.

El marine no dijo nada, sin embargo fue a por una bandeja con comida, algunos dulces, y leche, abrió la puerta y se la dejó en el suelo a la pirata. -Y bien? ¿Qué te parece la historia del Sargento Cotto?.Mucho lo respetamos porque a pesar de su gran personalidad, ha sabido labrarse su futuro a pesar de su dura infancia.

Le confesó el recluta mirándola, con la puerta abierta. La verdad, esperaba que no escapara o tendrían que darle caza, y la pirata parecía bastante buena.

Podría haber escapado, que descuidados estos marines...
Pero no tenía intención alguna.
Agredecí con una sonrisa la comida y me bebí un sorbo de leche con gusto.
- Si realmente no ha tenido una vida fácil- dije sonriendo, no tenía porque hablar de esto a aquellos marines pero me aburria y un poco de charla no era para nada malo.
- Me recuerda.... levemente... a lo que me ocurrió a mi....- dije poniendome más seria- Entiendo perfectamente a vuestro Sargento....
Tome un bocado de la comida que habían traido.
Estaba buena, nada del otro mundo pero el hambre hacía que por poco que fuera sabiera deliciosa.
Entonces pensé en preguntar por la situación en el exterior.
- ¿Saben algo de lo que esta pasando fuera?

El marine se limitaba a sonreir intentando ser amable y cuando escucho lo que dijo la pirata, alzó una ceja y se rasco la cabeza, con gesto inocente..Parecía ser un recluta nuevo, sin apenas maldad.- No entiendo porque te hicistes pirata entonces..jejeje - Se comía toda la comida con un hambre voraz, parecía que no había probado alimento en mucho tiempo. De pronto, se escuchó la voz del otro recluta.-¡Mira Kay, desde aquí se ve la pelea del sargento contra un pirata!.

El joven soldado iba a salir pero entonces se giró hacia la pelirroja.-¿Quieres verla?..Pero si vas a salir necesito ponerte las esposas en las manos..- Le explicó, pues a lo mejor no quería ver como mataban a su antiguo compañero.

No respondí a la pregunta, ni yo sabia como había acabado así....
Oí que lo llamaban.... Claro que queria ver la lucha de mi capitán!
Pusé las manos en frente de él.
- Vamos. No quiero perderme la pelea.- dije sonriendo sádicamente.
Quería ver hasta donde podía llegar la fuerza de Jeyson.

El marine sonrió y rápidamente le puso las esposas, sacándola hasta fuera del barco. Fue entonces cuando el otro marine señaló con el dedo donde estaban peleando Jeyson y Lawliet. El barco estaba escondido, lo suficiente como para que no lo vieran los piratas pero los del barco sí a ellos, gracias al joven que le ofreció la comida a Saeko, el cual era un gran navegante.
-No será rival para Jeyson..-Dijo el otro.

Me llevarón delante justo de la pelea, parecía que mis compañeros no nos podrían ver......
Pero yo podía ver el estado de Lawliet.... estaba chorreando sangre y parecía que no se aguantara en pie.
Jeyson como un lobo que caza a un conejo enfermo se preparaba para darle un golpe final...
Fui corriendo hacía la baranda del barco para ver desde más cerca.... quería saltar y ayudar a mi capitán. Pero....¿que podria hacer yo?
Entonces una voz en mi interior me recordo que ellos ya no me importaban.... que me habían hecho débil.... ese amor y compañerismo había hecho de mí alguien incapaz de cumplir la venganza que
tenía en mente.
Había una lucha interna entre la Saeko que quería a sus compañeros y la Saeko que tenía sed de venganza. Ahora una sed que no solo se saciaria con la muerte explicita de los piratas que mataron a su familia si no la muerte de todo ser que viajara debajo de una bandera pirata.
Había algo.... una pequeña deuda con esa tripulación.... esa lucha la estaba corcomiendo por dentro.
Sus ojos estaban abiertos de par en par y sus rodillas flojearon y cayeron al suelo temblando.
¿Que debía hacer?
Rogarle piedad a Jeyson era una tonteria.... como había visto anteriormente....
Si saltaba y luchaba con Jeyson moriria, si no esque los marines del buque no la mataban antes a balazos....
Tubo una idea descabellada. Podía funcionar.... o no.
Cogío aire y gritó desde el barco para que la oyera.
- Sargento Jeyson Cotto!!! - grité mientras me apoyaba en la barandilla y saltaba por encima de ella antes de que los marines dijeran nada- Ese pirata es mio! - dije sonriendo sádicamente, al parecer la Saeko que queria venganza había ganado..... ¿o no?

Los marines estaban atentos a la pelea, menos el que le llevó la comida que seguía mirando de reojo a la pelirroja pues quería saber más sobre ella. Le llamó en demasía la atención, y quizá fue este detalle del navegante el que le hizo reaccionar antes que sus compañeros. En el momento que la pirata gritó "Sargento Jeyson Cotto!" y se apoyó en la barandilla, el marine la sujetó por la cintura hechándola hacia el suelo y poniéndole de nuevo los grilletes en los pies, antes que reaccionara.

-Creía que podíamos confiar en ti..pero todos los piratas sois iguales.- Tras eso la cogió del brazo y se la llevó caminando hasta el interior del barco, hacia una celda en los sótanos del barco donde estaba otro chaval de cabellos claros, que había sido atrapado hace poco.- Por lo menos no te aburrirás aquí, traidora.- Dijo con cierto rintintin el marine porque se sentía traicionado, y tras quitarle las esposas de las manos la hechó a la celda, cerrando la puerta y se fue.